El periodo vacacional es una época para relajarse “en todos los sentidos”. Disfrutar de las vacaciones estivales plenamente significa, para muchas personas, dejarse llevar y no pensar en lo que comemos o cuánto comemos. Es por ello que cuando volvemos a la rutina diaria y nos embutimos de nuevo en nuestra ropa de trabajo es cuando notamos los excesos del verano. La falda que me iba como un guante antes de las vacaciones me queda demasiado justa. O el traje de reuniones hecho a medida en mayo, me tira de todas partes después de Agosto.
La mayoría de nosotros no se libra de coger de 2 a 3 kilos en las vacaciones. El problema es que los patrones alimenticios adquiridos en el periodo vacacional se suelen alargar hasta bien entrado el otoño e incluso, en muchas ocasiones, juntándose con el periodo navideño. Por lo que cuando nos queremos dar cuenta nos plantamos en Enero (el mes de las eternas promesas de cambio) con unos 5 kilos de más en el mejor de los casos.
Por eso desde Nutrición deportiva & Salud os presentamos unas pautas para romper con la inercia de mantener las malas costumbres alimenticias.
ROMPIENDO EL CÍRCULO
La cuestión: durante todo el verano hemos estado comiendo y bebiendo lo que nos ha dado la gana cuando nos ha dado la gana. Y esa anarquía alimentaria genera en nosotros una barrera difícil de superar a la hora de volver a la normalidad. Nuestra mente necesita regular nuestra alimentación pero nuestro cuerpo se resiste ferozmente a ello. Empezamos a cuidarnos en el desayuno pero cuando llegamos a la cena se desata el monstruo que llevamos dentro y tiramos todo lo planificado por tierra volviendo a comenzar la mañana siguiente.
El problema de este círculo vicioso no siempre es mental. No es solo nuestra fuerza de voluntad la que nos hace fracasar. Durante las vacaciones nuestro cuerpo ha generado una fuerte adicción a los azúcares de los postres y la comida basura. Según los expertos el azúcar es una droga muy potente incluso mayor que el alcohol o la cocaína.
La Solución: Elimina los postres ricos en azúcar y las grasas saturadas de los productos procesados durante al menos 7 días para “resetear” el organismo. Esto ayudará a calmar la ansiedad, mientras que comenzamos a restablecer el gusto por los alimentos dulces naturales, como frutas y verduras con almidón.
Es posible que durante este proceso suframos jaquecas los primeros 2 – 3 días y nos notemos algo más irascibles y cansados. Nada fuera de lo normal pues, como he dicho antes, estamos ante el síndrome de abstinencia característico de cualquier proceso de desintoxicación.
APACIGUANDO A NUESTRO ESTÓMAGO
La cuestión: “Como estoy de vacaciones, ya empezaré la dieta cuando vuelva”. ¿Quién no ha dicho esto alguna vez? Durante este tiempo hemos ido saturando nuestro estómago y los receptores naturales del control del apetito han perdido eficacia. Normalmente, cuando el estómago está lleno, estos receptores envían mensajes al cerebro que dicen «estoy satisfecho.» Pero períodos prolongados de comer en exceso hacen menos sensibles a estos receptores. Esto ayuda a explicar por qué esa sensación de «Estoy tan lleno, que no voy a comer hasta dentro de 3 días» es seguida al día siguiente por la sensación de que estamos incluso más hambrientos que de costumbre.
La solución: Si seguimos comiendo los mismos alimentos de alto contenido calórico, y simplemente nos limitamos a reducir las cantidades, los receptores del estómago señalarán al cerebro que nos estamos muriendo de hambre y que necesitan urgentemente una ingesta de emergencia. Pero podemos hacer frente a estas sensaciones comiendo más veces al día porciones más pequeñas de alimentos saludables de bajo poder calórico y ricos en fibra como frutas, verduras y granos enteros. De esta forma, haremos que los receptores estomacales se autorregulen de una manera simple y natural.
REDUCE EL ALCOHOL
La cuestión: Como hemos comentado anteriormente, un elemento común en nuestras vacaciones es el exceso de alcohol en nuestra dieta veraniega. Además del alto contenido en azúcares y grasas, el alcohol tiene una cantidad ingente de “calorías vacías”. Es decir, el cerebro y el estómago no registran estás calorías como alimento sino que se almacenan directamente en nuestros depósitos de grasa.
La solución: Durante nuestra semana de desintoxicación nos decantaremos por bebidas naturales bajas en grasas como el té u otras infusiones que elevarán nuestra tasa metabólica y reducirán la sensación hambre. También podemos preparar una jarra de agua y añadirle unas rodajas de limón, naranja o lima para añadir antioxidantes a nuestra dieta depurativa.
COMENZAMOS
No dejes de comer. Es importante que no te olvides de comer. Si te salteas una o varias comidas, llegarás a la cena con mucho apetito, y eso es contraproducente para nuestro objetivo. Ten un buen desayuno, un almuerzo y una merienda frugal, sin pasarte en la cena.
No te olvides del Agua. Ten contigo siempre una botellita de agua. Esta no sólo depura tu cuerpo, sino que te ayuda a quemar grasas y te brinda saciedad. Debes beber entre 2 y 3 litros de agua al día.
A media mañana y a media tarde opta por una pieza de fruta o un yogur natural.
Desayuno
Opta por frutas y verduras de cualquier tipo. Piensa que los zumos son menos saciantes y pierden parte de la fibra con respecto a las piezas sólidas.
Evita el café y la leche. Muchos de nosotros no somos persona hasta que nos hemos tomado nuestro café matutino pero te sorprenderás del aumento de energía que supone esta forma de desayunar a partir del tercer o cuarto día.
Comida
Opta por ensaladas de verduras y hortalizas frescas con frutos secos, arroz con verduras, setas, champiñones o níscalos, purés y cremas.
Evita cualquier tipo de carne, productos preparados, salsas, etc. Evita el pan y el postre diariamente.
Cena
Opta por verduras al vapor con frutos secos, cuajada con manzana, puré de verduras con algún biscote integral, puré de patata con verduras, un yogur natural con manzana o pera..
Evita cualquier tipo de carne, productos preparados, salsas, etc. Evita el pan y el postre diariamente.
CONCLUSIONES
Recuerda que estas recomendaciones deben mantenerse durante una semana como mínimo y que la idea es volver a poner a cero nuestro sistema regulador. Cuando terminemos la depuración deberemos ir introduciendo gradualmente los alimentos “menos sanos”.
Veras como la confusión y la ansiedad de los primeros días darán paso a un mundo de sensaciones nuevas y un bienestar general que querrás mantener durante mucho tiempo.
Mucha suerte.
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