La premisa para estar sano es simple ¿verdad? “¡Come menos y muévete más!” Parece una pauta fácil de seguir pero a la mayoría de las personas les resulta muy difícil, sino imposible, cumplir este sencillo consejo para disfrutar de una vida saludable y un cuerpo moldeado.

Hay infinitas cosas que podemos hacer para estar más sanos como: movernos más, comer más vegetales, menos alimentos procesados ​​y beber menos alcohol. Pero esto sería no tener en cuenta la realidad de la vida. La inmensa mayoría de nosotros estamos limitados por una cantidad infinita de recursos como el tiempo, la energía, la fuerza de voluntad y el dinero. Cualquier recomendación que nos haga un nutricionista y no tenga esto en cuenta, pueden hacernos sentir, fácilmente, que estamos fallando en nuestros objetivos de salud y estado físico.

Pero cuando se trata de adelgazar, ¿qué es más importante: el ejercicio o la dieta?

Partamos de la base de que es mucho más fácil reducir las calorías que quemarlas. Por ejemplo, si comes una hamburguesa de comida rápida, que puede contener más de 500 calorías, ¡necesitas correr más de 6 kilómetros para quemarla!

Entonces, ¿qué deberías comer? Es cierto que las dietas bajas en carbohidratos tienden a ser las más populares porque ofrecen los resultados más rápidos, pero pueden ser difíciles de mantener. Recomiendo adoptar un plan más equilibrado que se centre en frutas y verduras, proteínas magras y carbohidratos integrales. Y nunca reduzca las calorías demasiado bajas (esto hace que su metabolismo disminuya, y puede comenzar a perder masa muscular).

Obviamente podemos perder peso sólo con la dieta, pero el ejercicio es un componente importante. Sin este, solo una parte de la pérdida de peso provendrá de la grasa. Al no hacer ejercicio corremos el riesgo de perder también densidad muscular y ósea. Dado que el ejercicio estimula el crecimiento de esos tejidos metabólicos, perder peso combinando dieta y ejercicio moderado significa quemar, principalmente, grasa.

Hay que tener en cuenta que, a medida que perdemos grasa, nuestros músculos se hidratarán más y mejor. Ya que el músculo ocupa menos espacio que la grasa, te verás con menos volumen y tu ropa te ajustará mejor, aunque el peso en la báscula no baje de manera considerable.

Como he comentado, cuando combinemos dieta con ejercicio para perder peso (y no recuperarlo), no es necesario correr maratones. Solo necesitas desarrollar de 3 a 5 sesiones de entrenamiento por semana de unos 40’ de duración a una intensidad moderada (caminar a paso ligero, montar en bici, clases colectivas en el gimnasio, etc.).

Llegados a este punto es importante recalcar que, para que haya una reabsorción óptima de los pliegues cutáneos en los que antes se almacenaba la grasa, deberíamos también trabajar nuestros músculos con algún tipo de entrenamiento de fuerza con máquinas o calistenia.

Y, por supuesto, más allá de quemar grasa, la gente no debe olvidar que el ejercicio puede tener otros beneficios para la salud tan impresionantes, como mejorar la calidad del sueño, reducir el colesterol y el nivel de estrés».